No es el guión de una adaptación, aunque lo parezca

Este domingo (Central de Madrid, 12:45) se volverán a ver las caras Bélgica y España, la primera vez que ocurre después de aquel partido de Bruselas que desencadenó una serie de despropósitos que acabaron con ambos combinados sancionados por alineación indebida, con la diferencia de que con ese castigo España se quedaba fuera del Mundial y Bélgica se salvaba de jugar la promoción de descenso. Por eso, este encuentro destila recuerdo y duelo por los cuatro costados. Los belgas llegan a este encuentro con una sola victoria en el presente campeonato como ya ocurriera en 2018 (29-22, precisamente, también contra Alemania) y dos más que abultadas derrotas (64-7, contra Rusia, y 6-46, contra Georgia), y por delante les queda España y Rumanía. Por eso, a Bélgica, si seguimos el patrón estadístico, el torneo se le acabó en la primera jornada cuando aseguró su plaza para el año que viene al derrotar a los alemanes.   

España, por el contrario, llega en un momento dulce tras ganar a Rumanía (21-18) y a Rusia (16-14) y con una buena actuación frente a Georgia (24-10). El XV del León encara con este encuentro contra Bélgica la primera de sus oportunidades reales de conseguir puntos bonus que no ha conseguido hasta ahora. El calendario ha hecho que España jugase primero los partidos contra los gallitos del corral en los que las vitorias han sido más que satisfactorias, pero insuficientes para alcanzar la segunda plaza. Como ya ocurriese el año pasado, los puntos bonus se antojan decisivos, y podríamos pasar por ceder a nuestros competidores, como los defensivos que se llevaron rusos y rumanos respectivamente, pero no contar con los que están en nuestras manos podrían volver a condenarnos a un puesto menos merecido. Tanto Bélgica como Alemania se antojan claves para conseguir esos dos puntos extras que, de seguir por la senda marcada este año, sumarían un total de diez con sendas victorias. Sin embargo, no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo, algo que ya debimos haber aprendido el año pasado.

No nos olvidemos también de dos elementos que suman más morbo: el regreso de los Rouet y un árbitro de origen rumano. La vuelta a la convocatoria de los hermanos de Bayona puede que no sea casual ni por el tiempo, ni por el rival, pero desde luego llega en un momento que podría traducirse en homenaje necesario por los servicios prestados. Se le suma Perrin, que también regresa después de una marcada ausencia. Para añadir todavía más leña al fuego, Rugby Europa ha designado a Marius Mitrea como árbitro principal. Aunque acogido bajo el paraguas de la Federación Italiana de Rugby, Mitrea es rumano y solo dejó su país a los 19 años aunque, a diferencia de Iordăchescu, éste cuenta con una trayectoria y presupuesta seriedad avalada por participaciones como árbitro principal en la Copa del Mundo Juvenil de 2013 y como asistente en el Mundial de Inglaterra de 2015. Un partido con demasiadas cosas sobre el césped como para perdérselo.

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